Por Adrián!
Después de una sesión de café me da por pensar… Mirar a la ventana y pensar que sería de las cosas si fueran diferentes. Si lo complejo tuviera una cara oculta que lo convirtiera todo en algo más sencillo. Pero creo firmemente en que lo sencillo guarda su grado de complejidad.
El tiempo transcurre sin sentirlo y al final, Einstein afirmó que el tiempo es relativo, que sólo es algo que no existe más allá de una unidad pegada al espacio.
En alguna biblioteca debe existir el libro a todas las respuestas. Aquél ejemplar que conozca tu vida y sus porqués y consecuencias. Aquel voluminoso libro que hable de ti y de mí, de una historia común, de un pasado que se torna nubloso, de un presente que se entrelaza y de un futuro que parece incierto.
Sería interesante saber que alguien lee mi historia, que capítulo tras capítulo mi vida se torna interesante a través de los enredos que dibuja mi mente a en un cuaderno rayado.
Después de todo… ¿Que es un ser humano dentro de toda la universalidad? ¿Qué es una historia dentro de las millones de historias que se viven segundo tras segundo? Ser un gusano de seda dejando estelas de si mismo mientras los hilos se entretejen dejando una tela de historia, de convivencia, de alegrías agrias y dulces sin sabores.
Todos los secretos se esconden en lo más sencillo y hasta lo que piensas que es algo básico, contiene un entramado complejo de explicaciones llenas de empirismo.
La mirada se pierde y regresa en la ventana. Un sonido hace acercarme o perderme nuevamente en mis abstracciones.
Y así una sesión de café… Una tranquila sesión de café se convierte en un mapa de la complejidad, no del mundo sino de lo que hay dentro de mí. De mis ideas de lo que el mundo es y su ubicación en un universo desconocido. El solo pensar que se desconoce al universo infinito, me lleva a repasar en todas aquellas cosas que nunca se me ocurrirán, pero que tanto anhelo.
¿Dónde estará la hebra, esa pequeña hebra de la bola de estambre que al tomarla empieza a develar un camino de certeza, de confianza, de madurez y que se antoja como trascendencia?
¿Es que todos pueden encontrar la hebra personal? O ¿Es que todos perseguimos metas que se vuelven meras ilusiones y que al alcanzarlas, solo es un paso más dentro de una montaña sin una cima conquistable?
Al calor del café con Bimbuñuelos, se me da muy bien pensar en que lo más básico de la vida, puede tornarse en inalcanzable.
¿Serán las fuerzas suficientes para mantener la frente en alto y mirar al horizonte que siempre será inalcanzable? En la antigüedad los hombres perseguían el fin del mundo, imaginando una tierra plana. Era su convicción y su poder. Cuando se descubrió la redondez terrestre el hombre tuvo que aceptar que nunca alcanzaría el fin del horizonte, porque el horizonte mismo siempre iba a existir fuera de su alcance.
Quizá la solución a todo consista en dejar de anhelar… En no necesitar las cosas externas, para así no depender de un impuso exterior para vivir.
Cierro mis ojos y siento que todo está bien… Los abro y todo me crea incertidumbre…
La pregunta final ¿Dónde radica la verdadera vida? Es adentro donde aparentemente no se vive o en la incertidumbre donde todos creen vivir… Una respuesta que esta fuera de las posibilidades de un café con Bimbuñuelos.
Después de una sesión de café me da por pensar… Mirar a la ventana y pensar que sería de las cosas si fueran diferentes. Si lo complejo tuviera una cara oculta que lo convirtiera todo en algo más sencillo. Pero creo firmemente en que lo sencillo guarda su grado de complejidad.
El tiempo transcurre sin sentirlo y al final, Einstein afirmó que el tiempo es relativo, que sólo es algo que no existe más allá de una unidad pegada al espacio.
En alguna biblioteca debe existir el libro a todas las respuestas. Aquél ejemplar que conozca tu vida y sus porqués y consecuencias. Aquel voluminoso libro que hable de ti y de mí, de una historia común, de un pasado que se torna nubloso, de un presente que se entrelaza y de un futuro que parece incierto.
Sería interesante saber que alguien lee mi historia, que capítulo tras capítulo mi vida se torna interesante a través de los enredos que dibuja mi mente a en un cuaderno rayado.
Después de todo… ¿Que es un ser humano dentro de toda la universalidad? ¿Qué es una historia dentro de las millones de historias que se viven segundo tras segundo? Ser un gusano de seda dejando estelas de si mismo mientras los hilos se entretejen dejando una tela de historia, de convivencia, de alegrías agrias y dulces sin sabores.
Todos los secretos se esconden en lo más sencillo y hasta lo que piensas que es algo básico, contiene un entramado complejo de explicaciones llenas de empirismo.
La mirada se pierde y regresa en la ventana. Un sonido hace acercarme o perderme nuevamente en mis abstracciones.
Y así una sesión de café… Una tranquila sesión de café se convierte en un mapa de la complejidad, no del mundo sino de lo que hay dentro de mí. De mis ideas de lo que el mundo es y su ubicación en un universo desconocido. El solo pensar que se desconoce al universo infinito, me lleva a repasar en todas aquellas cosas que nunca se me ocurrirán, pero que tanto anhelo.
¿Dónde estará la hebra, esa pequeña hebra de la bola de estambre que al tomarla empieza a develar un camino de certeza, de confianza, de madurez y que se antoja como trascendencia?
¿Es que todos pueden encontrar la hebra personal? O ¿Es que todos perseguimos metas que se vuelven meras ilusiones y que al alcanzarlas, solo es un paso más dentro de una montaña sin una cima conquistable?
Al calor del café con Bimbuñuelos, se me da muy bien pensar en que lo más básico de la vida, puede tornarse en inalcanzable.
¿Serán las fuerzas suficientes para mantener la frente en alto y mirar al horizonte que siempre será inalcanzable? En la antigüedad los hombres perseguían el fin del mundo, imaginando una tierra plana. Era su convicción y su poder. Cuando se descubrió la redondez terrestre el hombre tuvo que aceptar que nunca alcanzaría el fin del horizonte, porque el horizonte mismo siempre iba a existir fuera de su alcance.
Quizá la solución a todo consista en dejar de anhelar… En no necesitar las cosas externas, para así no depender de un impuso exterior para vivir.
Cierro mis ojos y siento que todo está bien… Los abro y todo me crea incertidumbre…
La pregunta final ¿Dónde radica la verdadera vida? Es adentro donde aparentemente no se vive o en la incertidumbre donde todos creen vivir… Una respuesta que esta fuera de las posibilidades de un café con Bimbuñuelos.