jueves, 9 de septiembre de 2010

Jorge de los Reyes, Un actor por Convicción


Por: Maki

Hace ya unos meses, por ahí de un día marcado surgió la oportunidad, por necesidad, de tener un acercamiento con un actor; escritor de closet y por azares del destino, administrador de un restaurante. Jorge de los Reyes y yo (con la ayuda de un primo), pudimos concretar una cita por ahí de la una de la tarde en Novo’s, el restaurante que administra ubicado en la colonia Coyoacán.

En un espacio muy íntimo, acogedor, retirado y con un concepto más que novedoso en el menú, con los nervios de una primera vez, entré al recinto. Tras esperar unos minutos, que en teoría fueron 15, me invadió esa sensación que se tiene cuando “algo” se acerca. Y sí, era él, Jorge quien, con un aire muy campante, confiado, por encima ruidoso y vistoso (anaranjado para ser exacta), venía entrando por una pequeña puerta ubicada cerca de la entrada principal.

Tras un saludo efusivo, tomamos asiento en aquella mesa para 4 ubicada al fondo y contra la pared, ordenó un vaso extra, se puso cómodo y más que listo y dispuesto a responder una serie de preguntas como habíamos acordado.
“Bueno, a ver, qué quieres que te platique”, expresó fijando sus expresivos ojos verdes en el mesero que postraba su orden sobre la mesa. Fue así como, tras el ligero incidente provocado por mi falta de conocimiento para activar la función de grabadora de voz en el celular, comenzó esta entrevista.

Jorge de los Reyes se ha dedicado al teatro prácticamente toda su vida. “No sé por qué, pero siempre supe que lo supe”, es así como responde a: ¿Cuándo supiste que querías hacer teatro? Y es que es difícil encontrar un punto exacto siendo que lleva trepado en los escenarios desde su juventud en su natal Torreón, en el teatro de su escuela, hasta hoy en día, siempre y cuando, encuentre un guión que llene sus expectativas y necesidades.

Hasta ahora, ha participado prácticamente en todo tipo de géneros teatrales, desde el clásico hasta el vanguardista.

Se sonroja un poco cuando confiesa que su género favorito a interpretar es la comedia, porque es su reto más grande. Se le dificulta mucho representar este tipo de personajes por su propio temperamento, caracterología, su temple e incluso, en sus palabras, por su estructura corporal: “yo tengo más cara del malo que de chistoso”, y a pesar de ser lo que más trabajo le cuesta, también es lo que más le gusta porque los retos son lo que más le llama la atención al actuar.

Actualmente Forma parte de la Compañía los Endebles, Administradores del Teatro La Capilla desde hace 11 años, teatro que comparte la fachada con su restaurante.

Para él, México no se distingue por ser un país que se destaque en la importancia dada a la cultura, y no sólo en teatro pues todo empieza desde el sistema incompleto que se tiene en la Secretaría de Educación donde no se integra la cultura.

Mencionó que en sí lo que le pasa a la cultura (involucrando al teatro) en general es un problema muy similar a lo que acontece en la política, pues en sus palabras, “los presupuestos son adecuados pero muy rara vez llegan a donde tienen que llegar, mucho se pierde en el proceso burocrático”, eso por un lado y por el otro, una falla en México que perjudica muy directamente a la difusión cultural es la cuestión económica de su población. Pues el salario mínimo no deja mucha oportunidad para gastar en cine y mucho menos teatro, “En México falta fluidez económica interna, creo que debería existir una ley protectora del consumo nacional”.

De este punto, sacamos mucho a platica y nos dio un ejemplo muy claro con un país como Alemania. Allá también pagan impuestos e incluso el porcentaje es más elevado que el de nuestra ciudad, pero en ellos ya están incluidos el pagos como el de la electricidad, el gas, entre otros, con lo cual el sueldo que ganan es para sus “chicles”, es decir ya es dinero para gastos personales, entre los que entran las artes. Además de que tienen un sistema que promueve y apremia el consumo de productos nacionales; igual ejemplificado: si una familia va al cine y entra a ver una película de origen alemán, su boleto le sirve como una especie de seductor de impuestos, al igual que si compra ropa o cualquier otro producto de origen interno. Este sería un sistema ideal en nuestro país tomando en cuenta que México está provisto de todas las herramientas necesarias para ser autosuficiente.

Ya regresando al tema del teatro, para entender el contexto que existe ante la labor teatral actualmente en nuestro país contestó que hoy en día, “hacer en México teatro es una labor estoica pues son los mismos artistas los generadores de espacios, los contenidos, los presupuestos e incluso el público” para así poder plasmar lo que quieren decir. Hay falta de difusión más allá de la que ellos mismos generan.

Pero a pesar de todo lo negativo ya tratado, existe un punto que se puede rescatar y que para él habla bien de nuestro país y de nuestra ciudad sobre todo, es que “nunca se ha distinguido por censuras, en todo caso sólo se vive un poco en provincia pero debido a su muchez, la ciudad es muy sui generis….pero la censura aquí hace muchos años que dejó de existir…después de Salinas de Gortari, dejó de existir una censura tal cual”.

Y es cierto, nuestra ciudad jamás y mucho menos en estos tiempos se ha distinguido por censuras y mucho menos en lo que respecta al teatro.

Ya para terminar, pues comenta que tiene reunión para la lectura de un guión, el actor mira su reloj, da un último trago, se despide cortés y efusivamente (como parece ser su costumbre), lamentando el tener que marcharse pero dejando una invitación abierta a visitar su restaurante y estar pendientes del estreno de sus próximos proyectos cinematográficos relacionados con el festejo del bicentenario, así como para su proyecto teatral ahora en cartelera en temporada.

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